Por
naturaleza, cada persona tiene unas características y unas tendencias, y
también unos temas que le son afines, y unas especialidades de investigación.
Puedes conocer las tuyas escuchándote hablar. Encuentra tu especialidad
fijándote en lo que te llama la atención cuando la gente habla. ¿Sobre qué
puntos te gusta preguntarles para que profundicen? ¿Hacia dónde te resulta
difícil no intentar dirigir las conversaciones?
Hay algunas
técnicas que te ayudarán a encontrar esa respuesta, a lo que llamo “tu
especialidad”. Un buen ejemplo es la Numerología en base 22. Esta herramienta,
realizada en profundidad por alguien experto, nos aporta un índice
enciclopédico de nosotros mismos, incluida nuestra especialidad.
Este tipo de
herramientas no serían necesarias si nos conociéramos a nosotros mismos. Pero
para lograr el auto-conocimiento se necesita ser cristalino con uno mismo y los
demás, y eso pasa por no estar influenciado por nada externo, es decir ni
educación, ni creencias instauradas desde fuera, ni traumas etc. Es difícil con nuestra vida en sociedad.
Se nos
enseña a ser parte de un grupo social y también de otros grupos dentro de este
grupo mayor. Por instinto de supervivencia, nos vamos amoldando para encajar y tener éxito en cada uno de
estos grupos. Y apenas nos damos cuenta durante el proceso, de que vamos
perdiendo de vista nuestra esencia, nuestras verdaderas tendencias y
querencias.
En la otra
cara de la moneda, nuestro grupo social nos permite practicar y llegar a la
maestría de nuestras esencias y deberes vitales existenciales, además de
desarrollar todo nuestro sistema emocional.
Si en la
sociedad se impulsaran las tendencias personales de cada individuo sin intentar
cambiarlas para que sea más aceptado o triunfador, nos convertiríamos
en adultos que trabajan a través de los dones de su espíritu para el bien de
todos.
Pero no os
enfadéis ahora ni culpéis a vuestros educadores, pues ni siquiera entre los
padres que ya están despiertos en el Espíritu es esto tarea sencilla o apenas
siquiera viable. Un niño que no es educado al menos en parte para adaptarse a
la sociedad en que vive está prácticamente condenado a la soledad, y eso
también creará en él máscaras y traumas.
Un individuo
no debe sentirse nunca más ni menos que otros, ni debe verse distinto a los
demás, pues todos en realidad venimos a lo mismo y todos tenemos unas trabas u
otras. Solo los detalles nos diferencian.
Ni eduques a
otro ni a ti mismo a sentirte distinto de los demás, pues eso te limitará en el desarrollo de tus dones. En realidad, todos debemos dar el salto
evolutivo. Los que llegan antes saben que han de ayudar a los demás, pues tan
solo todos juntos podemos "salvarnos", y solo a través del servicio y la
ayuda puede uno dar ciertos pasos que son necesarios en el Camino de la
salvación o el auto-conocimiento, que es lo mismo.
Así pues,
nos referiremos a dos tipos de actividad, un tipo es el mayor, el más
verdadero, aquel para el cual la vida se crea, y es el aprendizaje espiritual.
Este aprendizaje incluye muchas vivencias que no siempre parecen
espirituales, pero sí lo son o lo pueden ser. Porque a excepción de los
ejercicios exclusivamente meditativos, todos los demás aprendizajes necesarios
son a través de la propia vida cotidiana.
Y este es el
otro tipo de actividad: la vida cotidiana. El trabajo, los estudios, los
juegos, la comunicación, y el larguísimo etcétera que incluye todas las
actividades. Todas estas actividades pueden cumplir dos propósitos: o bien ser
una oportunidad, una herramienta para la actividad mayor, o ser un pasatiempo inconsciente que
nos haga ir pasando la vida de actividad en actividad en la escala no-lúcida.
Si deseas
avanzar espiritualmente, mantente lúcido en todo momento. Es decir, observa,
observa todo lo que haces, cómo lo haces, y las consecuencias que tiene.
Observa tus pensamientos, tus reacciones emocionales, lo que provocas en los
demás. Observa también a los demás, qué hacen, cuándo, cómo se afectan entre sí
y cómo te afectan a ti. Observa los patrones, ya que los hay todo el tiempo.
Pero no juzgues.
La experiencia te hará ir comprendiendo los significados
siempre que no te aferres a cada comprensión o atisbo de comprensión que tengas.
Aferrarte a una comprensión momentánea estanca el momento de comprender, y
limita la información que estabas recibiendo. No tomes por segura ninguna cosa
que no puedas demostrar con el método científico, según el cual podrías
duplicar una causa-efecto. Cuando seas maestro, podrás comprender
los detalles y duplicar situaciones. Pero los primeros centenares de certezas
que tengas, los primeros vislumbres de sabiduría, es mejor dejarlos fluir,
anotarlos, observarlos como observas todo. No olvidarlos, pero no permitir que
te condicionen, pues eso limitaría tu aprendizaje.
Te invito a ir escribiendo en una libreta los vislumbres de certeza que tengas. Por ejemplo "hoy he sentido que me enfado cuando critican mi forma de organizarme, porque eso me hace sentir inseguro", o "la forma en que Juan me habla me recuerda a cómo lo hacía mi madre y eso me hace sentir bien", o "cuando libero mi mente de pensamientos, me siento unido a algo que no sé describir", o
“siento que busco relaciones con personas fuertes porque tengo miedo a estar
solo”. Sin juicios, obsérvate.
* Me he permitido emplear una imagen subida a Facebook por Método ACCES®, podéis tener información sobre este método de Activación Consciente del Cuerpo Energético y Sutil en www.metodoacces.com