Uno de ellos es la vida, y el otro es una vida de salvación. No quiere esto decir que la primera sea de perdición. No creo que haya ningún modo de perderse permanentemente.
La “vida de salvación” requiere hacer una apuesta bastante grande, poner mucho en juego. Eso no lo requieren las metas mundanas.
Uno puede incluso morir por una meta mundana y aún así no me referiría a ello como haber puesto mucho en juego.
Cuando uno pone mucho en juego, se pone en juego a sí mismo, a lo que cree y siente que él ES. Pone en juego lo que le han enseñado a dar por sentado y apuesta a que es mucho más que eso. Y con toda su energía y su voluntad, va a por ello.
Esa persona va por el mundo tratando de descubrir el misterio que ella y el mundo son en realidad, y regocijándose a cada paso y consecuencia. Le apoyan en su camino sincronías, encuentros maravillosos, sensaciones, estados emocionales de extremo gozo…eventos que en resumen generalmente están fuera del alcance del hombre común, pero son habituales para quien recorre el Camino de este otro modo.
Nosotros somos más de lo que parecemos ser. Nuestra existencia es más amplia que la vida que nos enmarca, así que perder la vida no significa que se haya apostado fuerte a un nivel existencial.
La vida es preciosa y nos da la oportunidad de recorrer un camino con lucidez. La vida hay que cuidarla y amar cada minuto de ella, respetarlo y honrarlo. No están los minutos para ser malgastados.
Apostarlo todo no significa jugarse la vida. Apostarlo todo es más bien jugarse la importancia personal. Y eso es algo más complejo de hacer, ya que la importancia personal es algo así como "lo que crees que eres".
Al terminar esta vida, según los Antiguos Egipcios, algunos seguirán el camino hasta la completa iluminación y gozo, otros conseguirán llegar a otros terrenos, no muy distintos de donde estamos ahora, que son algo así como purgatorios donde se mantiene un aprendizaje hasta volver a nacer, y otros, aquellos cuyo corazón pese demasiado por sus cargas, directamente serán “devorados” en el mundo de ultratumba y volverán a nacer sin recordar nada.
Eso que ocurrirá tras la muerte, en cualquier caso, no será más que la continuación y consecuencia de lo que esa persona haya hecho de su VIDA. Hacia donde hayamos apuntado durante la vida, hacia allí dispararemos tras la muerte. Por ello, y ya en resumen, me refiero a un camino de salvación porque una vida enfocada a la iluminación continuará con un camino de iluminación, un camino con recuerdo y consciencia, en el que salvaremos el recorrido realizado en vez de perderlo. Como hacíamos con el globito de Sonic the Hedgehog.
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