No mentir: Esto es mucho más amplio de lo que pueda sonar a la ligera. No mentir, para el Universo, incluiría no infravalorarnos, no quejarnos,...ya que todo lo que ocurre es en favor de que demos nuestro próximo paso evolutivo, por lo que quejarse está fuera de lugar.
También infravalorarnos es mentir porque no estamos siendo precisos en nuestro juicio u observación. De hecho lo recomendable es sencillamente no sentenciar a nadie ni a nosotros mismos con frases como “no puedo hacerlo”, “no es lo mío/tuyo”, “ya no sirvo para esto” etc. Pues nuestras capacidades en realidad las desconocemos, y al emitir estas sentencias, estas pretenden convertirse en verdad, creando bloqueos.
No juzgar: necesitamos darnos cuenta de que muchos de nuestros pensamientos son reacciones a lo que ocurre alrededor, y que estas reacciones están condicionadas por creencias.
La educación y las vivencias intervienen en nuestros juicios.
El admirable Sócrates fue asesinado legalmente por mostrar esto, prueba de que no es sencillo comprender el verdadero alcance de lo que estamos diciendo. Te invito a meditar en todo esto y dejar que el Silencio te guíe para ir comprendiéndolo cada vez más.
Démonos cuenta de que tanto si alguien está intentando hacer lo correcto como si está actuando por razones egoístas, esa persona está actuando desde lo que siente que tiene que hacer. Toda su vida le ha conducido a este momento, a esta acción, y para comprenderle tendríamos que experimentar todas sus vivencias. Por esto, no es posible juzgar a los demás. Todos tenemos un saber interno que conoce lo que debe hacerse en función de nuestra esencia y otros factores. Este saber a veces es acallado por otras fuentes...escuchémosle.
Al enterarnos de que alguien realiza acciones que creemos que son dañinas en algún sentido, podemos hacerle recomendaciones sin que haya juicios implícitos. No es necesario recurrir a "está mal, eso es malo" y similares. Es más eficiente mostrar el resultado de las acciones, osea dar ejemplo actuando siempre en base a lo que creemos bueno. También se puede enviar luz en la meditación a la persona que creemos que está tan equivocada como para que estemos interfiriendo, para que encuentre la mejor salida a lo que hace.
Citemos ahora a Ptah Hotep, un sabio egipcio que redactó unos consejos de vida a sus 110 años:
- “No hables en contra de nadie, grande o pequeño. Hacer esto es una abominación de tu propia energía creadora.
- No repitas un rumor malediciente, no lo escuches. Es la forma de expresarse de quien se haya fuera de sí por la pasión, la exaltación y la ignorancia. Si es necesario di lo que has visto, más que lo que has escuchado. Que el rumor malediciente sea arrojado a tierra, no hables de él en absoluto. Así el que tienes delante reconocerá tu calidad humana.”
No juzgarse a un@ mism@: Cuando te nazca un juicio, sea para bien o para mal, valora cuántas veces has hecho algo que ahora no considerarías adecuado, pero lo hiciste porque en ese momento sí te lo parecía, o porque tu energía no dio para más (sí, ¡es una cuestión energética!).
Y recuerda lo bueno que fue cuando otra persona no pareció juzgarte por tu acción, o no reaccionó negativamente. Cuando hacemos algo con tono negativo, esperamos ser juzgados. Pero si una persona que esperamos que nos juzgue no lo hace, la sensación que tenemos es de libertad: “puedo aprender, me están dando espacio para vivir esto y comprender lo que hay detrás de mi acción o reacción”. Eso es sanador.
La compasión de una madre, un amigo, un maestro, un marido, que por amor hace la vista gorda a alguna acción/reacción nuestra no productiva, es sanadora y liberadora y nos permite observar lo suficiente para quizás perdonarnos y no necesitar nunca más actuar de esa manera.
No juzgar mentalmente: Pues hacerlo refuerza nuestras creencias (que no sabemos de dónde vienen) y nos mantiene aferrados y sin evolucionar
La solución es actuar. Si las acciones repetidas de alguien te incomodan ahora mismo, evita su compañía porque quizás estáis vibrando en frecuencias no afines. Si no deseas distanciarte de esa persona, toma la decisión de comprenderle, de ponerte en su lugar. Y si después de ponerte en su lugar sigues creyendo que sus acciones deberían ser distintas y encuentras motivos cristalinos para creer eso, dime entonces, ¿por qué le juzgas? Si no está siendo capaz de ver lo que tú ves, lo que necesita es comprensión y reunir suficiente energía para comprender más. La fuerza que hace desaparecer los juicios es el Amor.
Un caso extremo es Jesús en la cruz, pidiéndole a Dios “perdónales, porque no saben lo que hacen”. También lo había dicho Sócrates: la ignorancia el único motivo por el que no actuamos con justicia.
No juzgar no es algo que generalmente se adquiera de la noche a la mañana. Mientras tanto, que nos sirvan las siguientes 3 preguntas como filtro antes de hablar (e incluso de pensar):
1. ¿Lo que voy a decir es cierto?
2. ¿Lo que voy a decir es bueno?
3. ¿Lo que voy a decir es provechoso para alguien?
Si la respuesta a las 3 preguntas no es “sí”, quizás sea mejor mantenerse callado y tampoco dar pie a que esa información circule por nuestra mente.
Esta es la historia en la que supuestamente Sócrates da lugar a estas 3 preguntas:
Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:
- ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?
- Espera un minuto-replicó Sócrates-antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro.
- ¿Triple filtro?
- Correcto- continuó Sócrates-antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro.
- El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
- No-dijo el hombre,-realmente solo escuché sobre eso y...
- Bien-dijo Sócrates-Entonces realmente no sabes si es cierto o no.
- Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?
- No, por el contrario...
- Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.
- Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?
- No, la verdad que no.
- Bien- concluyó Sócrates. Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil... ¿para qué querría saberlo?
Muy bonito y lo de los 3 filtros super
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